Rol del profesional de enfermería en el tratamiento de heridas complejas
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El cuidado de heridas es una de las competencias más importantes dentro de la práctica enfermera. Sin embargo, cuando se trata de lesiones graves, crónicas o con complicaciones, la intervención requiere conocimientos avanzados, capacidad de análisis y una atención integral al paciente. En este contexto, el profesional de enfermería en el tratamiento de heridas complejas desempeña un papel esencial, combinando ciencia, técnica y humanidad para lograr una recuperación óptima y mejorar la calidad de vida del paciente.

¿Qué son las heridas complejas?
Las heridas complejas son aquellas lesiones que presentan una dificultad especial para cicatrizar, ya sea por su extensión, profundidad, localización o por la presencia de enfermedades asociadas que interfieren en el proceso de curación. Dentro de esta categoría encontramos:
- Úlceras por presión, frecuentes en personas con movilidad reducida.
- Úlceras venosas o arteriales, asociadas a problemas circulatorios.
- Úlceras diabéticas, derivadas de la neuropatía y la isquemia.
- Heridas quirúrgicas con dehiscencia o infección.
- Lesiones traumáticas profundas o con exposición de tejido.
Estas heridas suelen requerir un seguimiento prolongado, curas especializadas y un enfoque multidisciplinar. En este escenario, el papel del enfermero es determinante.
El papel del profesional de enfermería en el tratamiento de heridas complejas

El profesional de enfermería en el tratamiento de heridas complejas no solo aplica cuidados técnicos, sino que asume una responsabilidad integral en la evaluación, planificación, ejecución y seguimiento del tratamiento. Además, tiene una función educativa con el paciente y su entorno, promoviendo hábitos saludables y conductas preventivas.
Su intervención se basa en la valoración continua del estado de la herida, el conocimiento actualizado de los materiales disponibles y la aplicación de protocolos basados en la evidencia científica.
La enfermería moderna entiende el tratamiento de heridas como un proceso activo que requiere la implicación tanto del profesional como del paciente.
Funciones principales del profesional de enfermería
Entre las funciones más relevantes del profesional de enfermería en este ámbito destacan:
- Evaluar las características de la herida: tipo, tamaño, profundidad, exudado, tejido necrótico o signos de infección.
- Planificar los cuidados personalizados adaptados al tipo de herida y las condiciones del paciente.
- Aplicar las técnicas adecuadas de limpieza, desbridamiento y protección de la zona afectada.
- Seleccionar los apósitos y productos adecuados, según las necesidades del proceso de cicatrización.
- Realizar un seguimiento clínico continuo, registrando la evolución y ajustando el tratamiento.
- Educar al paciente y su entorno familiar sobre los cuidados y la prevención de nuevas lesiones.
Evaluación inicial: un paso esencial en la atención de heridas
Toda intervención enfermera comienza con una valoración integral del paciente. Antes de aplicar un tratamiento, el profesional analiza tanto la herida como los factores generales que pueden interferir en su curación.
Entre los aspectos más importantes se incluyen:
- Historia clínica y antecedentes médicos.
- Estado nutricional.
- Hábitos de vida.
- Nivel de movilidad.
- Presencia de patologías crónicas como diabetes o insuficiencia vascular.
El resultado de esta evaluación permite diseñar un plan de cuidados individualizado y realista, que garantice una evolución favorable del tejido y una atención humanizada.
Técnicas aplicadas en el tratamiento de heridas complejas
El cuidado de heridas ha evolucionado notablemente en los últimos años. Hoy, el profesional de enfermería dispone de una gran variedad de productos y tecnologías avanzadas que facilitan el proceso de cicatrización. Algunas de las principales intervenciones que desarrolla el enfermero son:
Limpieza y desbridamiento
La limpieza adecuada elimina restos de tejido y microorganismos que podrían complicar la recuperación.
El desbridamiento, por su parte, permite retirar el tejido necrótico o desvitalizado, favoreciendo la regeneración. Puede realizarse mediante métodos autolíticos, mecánicos, enzimáticos o quirúrgicos, dependiendo del tipo de lesión.
Selección del apósito correcto

Elegir el apósito adecuado es una de las decisiones más importantes. Existen múltiples opciones —hidrogeles, alginatos, espumas, hidrocoloides, apósitos con plata o carbón activo— y cada una tiene indicaciones específicas.
El profesional de enfermería selecciona el material según el nivel de exudado, el tipo de tejido y el objetivo del tratamiento, asegurando un entorno húmedo óptimo para la cicatrización.
Control del dolor y la infección
El control del dolor es una prioridad en la atención de heridas complejas, ya que influye directamente en el bienestar y la colaboración del paciente.
Asimismo, la prevención de infecciones forma parte de la práctica diaria, mediante la aplicación de antisépticos adecuados, el uso de técnicas estériles y la detección precoz de signos de infección local o sistémica.
Vendajes y terapias compresivas
En lesiones de origen venoso o linfático, las terapias de compresión resultan esenciales. El profesional debe dominar las técnicas de vendaje multicapa y conocer las indicaciones y contraindicaciones de su uso, ya que una mala aplicación puede empeorar la lesión.
Terapias avanzadas
El avance tecnológico ha permitido incorporar nuevas terapias al arsenal enfermero, como:
- Terapia de presión negativa (TPN).
- Terapia con oxígeno hiperbárico.
- Uso de factores de crecimiento y biomateriales regenerativos.
- Apósitos inteligentes que favorecen la cicatrización controlada.
Estas técnicas, combinadas con el seguimiento clínico, mejoran los resultados y reducen los tiempos de curación.
El componente educativo: enfermería como guía y acompañamiento

El rol educativo del profesional de enfermería es uno de los más importantes en el tratamiento de heridas complejas. Su labor no termina en la cura física, sino que se extiende al ámbito preventivo y formativo.
El profesional enseña al paciente y su familia cómo realizar cuidados básicos, qué signos de alarma deben vigilar y cómo mantener hábitos saludables que favorezcan la cicatrización, como una dieta adecuada o la correcta higiene de la piel.
Este acompañamiento fomenta la autonomía del paciente y contribuye a prevenir complicaciones o recurrencias.
Coordinación multidisciplinar en el tratamiento de heridas
El abordaje integral de las heridas complejas requiere la colaboración de distintos profesionales sanitarios. El enfermero trabaja en equipo con médicos, fisioterapeutas, nutricionistas y podólogos, entre otros, garantizando una atención completa.
Por ejemplo, la intervención del fisioterapeuta puede ser clave en la recuperación funcional del miembro afectado o en la mejora de la circulación, mientras que el nutricionista contribuye a optimizar la cicatrización mediante una alimentación rica en proteínas, zinc y vitamina C.
Retos actuales del profesional de enfermería
El aumento de enfermedades crónicas, la edad avanzada de los pacientes y la presión asistencial suponen desafíos constantes para los profesionales de enfermería.
Entre los principales retos destacan:
- La necesidad de formación continua en nuevas técnicas y materiales de cura.
- La gestión del tiempo en entornos con alta carga asistencial.
- La motivación del paciente en procesos largos o dolorosos.
- La integración de la evidencia científica en la práctica diaria.
Superar estos retos requiere compromiso profesional, actualización constante y vocación por el cuidado integral.
La formación especializada: clave del éxito profesional
La actualización de conocimientos es imprescindible para ofrecer una atención de calidad. Los avances en productos, protocolos y terapias hacen necesaria una formación específica en el cuidado de heridas.
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